Estar en el aquí y en el ahora se convierte a veces en un reto difícil de cumplir. Un mundo en el que frecuentemente va más rápido de lo debido, nos empuja a pasar por la vida casi sin vivirla.

Prestar toda nuestra atención en lo que ahora, y no antes ni después, acontece, es un ejercicio que cada día practicamos en el equipo de AQUI TODO enCAJA.

Y es que hay estudios que demuestran la importancia de incluir la “atención plena” en el trabajo, ya que ésta mejora, entre otras muchas cosas, la productividad, la eficiencia, la creatividad y la relación entre los miembros del equipo.

Por eso, cada día, en AQUI TODO enCAJA prestamos “atención plena” en la confección de nuestras cajas.

Al entrar en el taller, lo primero que sentimos es el girar de la llave. El silencio de una puerta aun joven se desliza suavemente para darnos la bienvenida a un día más y, al entrar, huele al delicado aroma de jazmín que incorporamos siempre a nuestras cajas. Parece que aun permanece el de las que enviamos ayer.

Trabajar en la cizalla, cortar el cartón con fina precisión, ajustar las medidas al milímetro y atender al corte. Una leve presión y las piezas ya estarán preparadas. Es un corte que se escucha, que rasga el aire.

Encolar y construir las cajas. La cola se desliza despacio por los cantos. Maquinaria engrasada y puesta a punto. Las cajas van cogiendo forma, se apilan en largas filas, esperando a ser terminadas.

Apreciamos los colores de los materiales, cartulinas, fotos…dejamos que fluya nuestro sentido de la armonía, del color, del equilibrio entre los colores, las formas.

Y así, paso a paso, el producto llega a su fin, nuestras cajas están terminadas.

Con mimo las preparamos para enviarlas a su destino y con ellas, mandamos siempre un poco de nosotros mismos .

Por eso nuestras cajas son especiales, porque están hechas con la magia del momento presente.

 

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